En condiciones fisiológicas, los impulsos generados
en el nodo SA se propagan sin disminución alguna hasta
que todas las células cardíacas son excitadas.
A esta propiedad de las células cardíacas de responder o
no con la excitación de todas sus células cuando se les estimula
se denomina respuesta todo o nada. Desde el nodo
SA la excitación difunde radialmente hacia la aurícula
derecha a una velocidad de 0.3 m/s. Sin embargo, la conducción
hacia la aurícula izquierda y el nodo AV se realiza
a una mayor velocidad (1 m/s) a través de tres tractos
internodales:
a) el anterior, que sale de la zona izquierda
del nodo SA, se bifurca en el haz de Bachmann, sigue la
banda interauricular y se ramifica en la aurícula izquierda
facilitando la contracción casi sincrónica de ambas aurículas,
y en otra rama que discurre por debajo del tabique
interauricular para contactar por la parte superior del nodo
AV;
b) el medial (haz de Wenckebach), que sale del borde
posterolateral del nodo SA y pasa por detrás de la vena
cava inferior hasta llegar al tabique interauricular, a través
del cual contacta con el nodo AV; c) el posterior (haz de
Thorel), que sale del margen posterior del nodo SA y sigue
la cresta terminal, alcanzando el borde superior derecho
del nodo AV.
Al cabo de 30-50 ms, el impulso cardíaco alcanza el
nodo AV, que se localiza en la pared septal de la aurícula
derecha, justo por detrás de la inserción de la valva septal
de la válvula tricúspide. La velocidad de conducción a través
del nodo AV es muy lenta (0.01-0.05 m/s), como
corresponde a células de menor tamaño que las musculares
auriculares, que generan potenciales de acción Ca2+-dependientes
y en las que las uniones estrechas son escasas (véase
más adelante). De hecho, la conducción a través de esta
pequeña estructura tarda 100-130 ms. Esta lenta propagación
explica el intervalo PR del ECG y permite que la contracción
auricular participe en el proceso de llenado
ventricular antes de que los ventrículos se contraigan.
Las aurículas se encuentran separadas de los ventrículos
por una barrera fibrosa que impide el paso de impulsos
entre ambas estructuras si no es a través del nodo AV. Sin
embargo, en algunos pacientes existen tractos anatómicos
(haz de Kent, haces de Mahaim proximal y distal, células
aurículo-His de Brechenmacher) que permiten el paso de
impulsos de aurículas a ventrículos y viceversa, dando
lugar a anomalías de la conducción intracardíaca que
genéricamente se denominan síndromes de preexcitación.
Unos 160 ms después de comienzo de la onda P, el
impulso pasa a las fibras de transición y, finalmente, al sistema
de His-Purkinje, que presenta múltiples uniones
estrechas y a través del cual el impulso se conduce rápidamente
(2-4 m/s). El haz de His se bifurca en una rama
derecha y varias izquierdas, que discurren a ambos lados
del septo interventricular y acaban ramificándose en fibras
de Purkinje, que son las que establecen contacto con la
superficie endocárdica del músculo ventricular, a través
456 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A C A R D I OVA S C U L A R
del cual el impulso se conduce más lentamente (0.3-1
m/s). La rama derecha pasa por debajo de la valva septal
de la válvula tricúspide, sigue por la banda moderadora y
finaliza en el músculo papilar anterior, siendo la encargada
de la activación del ventrículo derecho. La rama
izquierda se subdivide en dos grandes fascículos:
a) el
anterosuperior, que activa la porción superior del tabique
interventricular y la porción anterolateral y superior de la
pared libre del ventrículo izquierdo, y
b) el posteroinferior,
que acaba en el músculo papilar posterior y activa los dos
tercios inferiores del tabique y la pared libre del ventrículo
izquierdo.
La activación ventricular se inicia en tres zonas del
ventrículo izquierdo: la pared anterior paraseptal alta, el tercio
medio del tabique interventricular, y el área paraseptal
posterior. Desde aquí, el impulso difunde a la pared libre
del ventrículo izquierdo, que se activa en casi su totalidad
en 15-20 ms, con excepción de la zona posterobasal y del
ápex, que se activan al cabo de 25-30 ms. La conducción
desde la superficie endocárdica hasta la epicárdica requiere
otros 30 ms. La activación del ventrículo derecho se inicia
5-15 ms después de la del izquierdo, siendo la primera zona
en activarse la base del músculo papilar anterior, desde
donde el impulso se propaga al tabique interventricular y a
la pared libre. Las últimas zonas en activarse son el cono
pulmonar y el área posterobasal del ventrículo derecho, que
lo hacen 60-70 ms después del inicio de la activación septal.
La rápida velocidad de conducción intraventricular (0.3-
4 m/s) tiene como función permitir que ambos ventrículos
se contraigan de forma sincrónica en un corto espacio de
tiempo, algo esencial para que el corazón realice la función
de bomba de forma eficaz.
En situaciones patológicas (postinfarto de miocardio),
el impulso cardíaco se propaga más lentamente, lo que
permite que los ventrículos se contraigan de forma asincrónica;
esto se traduce en una disminución de los volúmenes sistólico y minuto cardíacos.
Acoplamiento eléctrico de las células cardíacas
Los miocitos cardíacos están unidos entre sí por los
discos intercalares, que permiten el acoplamiento eléctrico,
y por los desmosomas, uniones especializadas que
facilitan el acoplamiento excitación-contracción. Estas
uniones facilitan que el miocardio funcione como un sincitio
funcional.
El acoplamiento eléctrico célula-célula desempeña un
papel fundamental en la sincronía y propagación de la actividad
eléctrica cardíaca. Este acoplamiento se realiza a
través de uniones de baja resistencia (1-3 cm2), es decir,
casi 700 veces menor que la de la resistencia externa de la
membrana, a las que se denomina “uniones estrechas” o
gap junctions. A este nivel, la distancia entre las células es
de tan sólo 30 nm, existiendo canales hidrofílicos de 10
nm de diámetro que conectan el citoplasma de dos células
adyacentes y permiten el paso de moléculas neutras o cargadas
negativamente con un peso molecular inferior a
1200 D. En condiciones fisiológicas, la resistencia longitudinal
o intracelular, determinada por las uniones estrechas
y el citoplasma, es mínima, lo que permite un
acoplamiento célula-célula que facilita la propagación sincrónica
del impulso cardíaco.
La permeabilidad iónica a través de las uniones estrechas
disminuye cuando aumenta la concentración de Ca2+
intracelular o disminuye el pH intracelular, cambios que
tienen lugar durante la isquemia cardíaca. La probabilidad
de apertura de los canales de las uniones estrechas disminuye
en presencia de fármacos (digoxina, alcoholes o dinitrofenol,
que inhibe la fosforilación oxidativa), hipoxia o
soluciones hiperosmolares; todas estas situaciones producen
un desacoplamiento célula-célula que disminuye, o
incluso bloquea, la propagación del impulso cardíaco. En
áreas de infarto, el cierre de estos canales impide el paso
de corriente y de metabolitos hacia las células sanas adyacentes,
limitando la extensión del área de necrosis. Por el
contrario, los fármacos que aumentan la concentración
intracelular del AMPc incrementan el acoplamiento celular
y la velocidad de conducción intracardíaca.
Las células de los nodos SA y AV presentan pocas
uniones estrechas, lo que explicaría la lenta velocidad de
conducción (0.02-0.05 m/s), así como la fácil aparición
de bloqueos a nivel de estas estructuras. Por el contrario,
las uniones estrechas son muy abundantes en las células
del sistema de His-Purkinje, donde la velocidad de conducción
es muy rápida (1-4 m/s).
Características de la propagación
del impulso cardíaco
La propagación del impulso cardíaco es un fenómeno
complejo que depende no sólo del tipo, tamaño, orientación
y geometría de las células cardíacas, sino también de
las propiedades activas y pasivas de la membrana. Las propiedades
activas están determinadas por los mecanismos
iónicos dependientes de voltaje y tiempo, responsables de
la génesis del potencial de acción cardíaco. Por otro lado,
y dado que la conducción del impulso cardíaco se realiza
mediante circuitos locales que fluyen desde una célula
excitada hasta las vecinas que se encuentran en reposo, la
propagación del impulso cardíaco dependerá también de
los factores que determinan el potencial de reposo, el acoplamiento
intercelular y las propiedades de cable de la
membrana (resistencia y capacitancia), esto es, de las propiedades
pasivas de la membrana. La membrana de la
célula cardíaca se ha equiparado a un condensador y una
resistencia colocados en paralelo. Un condensador, porque
es un medio dieléctrico que separa dos medios conductores
(los espacios extracelular e intracelular) y una resistencia,
porque dispone de conductores especializados para el
flujo iónico (los canales iónicos).
En condiciones fisiológicas, el impulso generado en el
nodo SA se propaga electrónicamente a las células auriculares
vecinas que se encuentran en reposo y son excitables,
desplazando su potencial de membrana hasta el potencial
P ROPIEDADES ELÉCTRICAS DEL CORAZÓN 457
umbral. Cuando esto sucede, los canales de Na+ se activan
y se produce una entrada masiva de Na+ en la célula, por
lo que la porción de la membrana activada-despolarizada
tendrá un Em más positivo que las zonas vecinas en reposo.
Se establece así la fuerza electromotriz necesaria para
el flujo de corriente a lo largo de la célula cardíaca, que
desplazará electrotónicamente un nuevo segmento de la
membrana hacia el potencial umbral; cuando esto sucede
se genera un nuevo potencial de acción que a su vez despolarizará
electrotónicamente las células vecinas hasta el
potencial umbral produciendo un nuevo potencial de
acción, y así sucesivamente. De esta forma el potencial
de acción va despolarizando zonas adyacentes y se propaga
a través del miocardio.
El factor de seguridad es una medida de la capacidad
del potencial de acción propagado para desplazar el potencial
de membrana de la célula vecina hasta el potencial
umbral, y con ello generar un nuevo potencial de acción, y
asegurar así la propagación del impulso cardíaco. Cuanto
mayor sea la amplitud de la INa generada durante el potencial
de acción cardíaco, tanto mayor será el margen de
seguridad para la propagación del impulso cardíaco. Por
ello, el factor de seguridad es mayor en las células que presentan
un potencial de membrana más electronegativo y
generan potenciales de acción rápidos Na+-dependientes
(p. ej., el sistema de His-Purkinje) que en aquellas que se
encuentran parcialmente despolarizadas y generan potenciales
de acción de menor amplitud (“rápidos deprimidos”)
o potenciales de acción lentos. Los potenciales de
acción “rápidos deprimidos” se generan en células cardíacas
procedentes de zonas isquémicas o parcialmente despolarizadas
(Em = -70 a –60 mV); en estas circunstancias, la
fase 0 de rápida despolarización es debida a la activación
de la INa, pero la magnitud de esta corriente es mucho
menor que la que presentan las células cardíacas con un
potencial de reposo normal. Tanto los potenciales de
acción rápidos deprimidos como los potenciales de acción
lentos carecen de la capacidad de despolarizar la membrana
adyacente hasta el potencial umbral, por lo que se producirá
una respuesta subumbral o local y la propagación
del impulso cardíaco quedará bloqueada. Esto explica que
aparezcan con relativa facilidad retrasos de la conducción
e incluso bloqueos de la propagación del impulso cardíaco
a nivel del nodo AV. Igualmente, en todas las circunstancias
en las que la INa está parcialmente inhibida (potenciales
de acción rápidos deprimidos), disminuye el margen de
seguridad y aparecen con facilidad cuadros de bloqueo
de la propagación del impulso cardíaco. Esto es lo que
sucede en presencia de hiperpotasemia, cardiopatía isqué-
mica o altas dosis de fármacos que bloquean la INa (antiarrítmicos
del grupo I o anestésicos locales).
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