El acoplamiento excitación-contracción es el proceso
que asocia la despolarización de la membrana con el acortamiento
de la célula cardíaca. La célula cardíaca empieza
a contraerse unos milisegundos después del comienzo del
potencial de acción y la respuesta contráctil persiste después
de que el potencial de acción ha finalizado. Por tanto,
la duración de la contracción viene determinada por la
duración del potencial de acción (200 ms en la aurícula y
300-350 ms en el ventrículo).
La contracción cardíaca. El principal determinante de
este proceso es el aumento de la [Ca2+]
i a nivel de las prote-
ínas contráctiles. Este aumento podría
deberse a la entrada de Ca2+ extracelular a través de la membrana
y/o a la liberación de Ca2+ desde sus depósitos intracelulares,
principalmente el RS. Las mitocondrias cardíacas
también pueden almacenar y liberar Ca2+, pero este proceso
es poco importante en condiciones fisiológicas.
A diferencia del músculo liso y esquelético, el músculo
cardíaco deja de contraerse al cabo de unos segundos
cuando se perfunde con una solución carente de Ca2+, lo
que indica que la entrada de Ca2+ desde el espacio extracelular
es responsable del acoplamiento excitación-contracción
cardíaco.
En la célula cardíaca en reposo, la [Ca2+]i es de 0.1
mol/L, mientras que en el medio extracelular y en el retículo
sarcoplásmico se alcanzan concentraciones 10 000
veces mayores (2.5 mmol/L); además, el interior de la
célula cardíaca es electronegativo (entre -90 y-60 mV).
Todo ello facilita la entrada de Ca2+ desde el espacio extracelular
hacia el citosol a favor de un gradiente electroquí-
mico. La entrada de Ca2+ a favor de su gradiente
electroquímico tiene lugar fundamentalmente a través de
canales de Ca2+ tipo-L, que se abren-activan durante la
fase 2 o meseta del potencial de acción cardíaco y, en
menor medida, a través del intercambiador Na+/Ca2+. Sin
embargo, la cantidad de Ca2+ que penetra durante la sístole
cardíaca (10-20 mol/latido) tan sólo representa un 10-
15% de la cantidad necesaria para producir la contracción
máxima. A pesar de ello, esta entrada de Ca2+ produce un
marcado aumento de la [Ca2+] a nivel de los receptores
sensibles a rianodina (RyR2) localizados en la superficie
del retículo sarcoplásmico, los activa e induce la liberación
del Ca2+ allí almacenado. Es decir, los receptores de rianodina
actúan como canales de Ca2+ que liberan el almacenado en el retículo sarcoplásmico hacia las proteínas
contráctiles. El resultado es un aumento transitorio de la
[Ca2+]i a nivel de las proteínas contráctiles en cantidad
suficiente para generar la contracción rápida y coordinada
de los sarcómeros cardíacos. Por tanto, el Ca2+ que penetra
a través de los canales tipo-L genera la respuesta contráctil
no de forma directa, sino indirecta, aumentando la
liberación del Ca2+ almacenado en el RS. A este proceso
se le denomina liberación de Ca2+ inducida por el Ca2+.
Los canales de Ca2+ tipo-L se encuentran en todas
las células cardíacas y se concentran a nivel de los túbulos
T, particularmente en la zona en que éstos contactan con el
retículo sarcoplásmico, y su alta conductancia (25 pS)
indica que son la vía más importante de entrada de Ca2+
desde el medio extracelular. Están constituidos por 4 subunidades
denominadas 1C, 2, y . La subunidad 1C
(242 kD) contiene el poro iónico, los filtros de selectividad
que permiten el paso de Ca2+ a su través, los mecanismos
que regulan apertura y cierre del canal y los puntos de
unión para los fármacos que bloquean la entrada de Ca2+ a
través de estos canales (calcioantagonistas).
Los receptores sensibles a rianodina se localizan en
los puntos en los que los túbulos T contactan con el retículo
sarcoplásmico y actúan como canales de Ca2+ que se
activan por mediadores fisiológicos (Ca2+, proteínas quinasas
A y C), rianodina y cafeína
Mecanismo de la contracción muscular
El músculo cardíaco es capaz de convertir directamente
la energía química en la energía mecánica necesaria
para generar fuerza o tensión. La fuente inmediata de energía
para la contracción cardíaca es la adenosina 5’-trifosfato
(ATP), que tras hidrolizarse se convierte en adenosina
5 -difosfato (ADP), fosfato inorgánico (Pi) y energía:
ATP + H2O → APD + Pi + H+ + energía
La contracción muscular implica la formación de
múltiples enlaces cruzados entre la cabeza pesada de la
miosina y el filamento fino de actina. La velocidad a la que
el ATP se hidroliza por la ATPasa de la cabeza pesada de
la miosina determina la frecuencia de formación de los
enlaces cruzados y, por tanto, la velocidad de la contracción
cardíaca. El ADP formado en la reacción anterior se
fosforila a continuación tras unirse a la creatinafosfato
(CF) para reponer los niveles celulares de ATP (3 mg/g de
tejido), de tal forma que el contenido muscular de ATP se
mantiene constante. A su vez, el ATP puede convertirse en
su forma de reserva, la CF. La síntesis de ATP y CF se realiza
casi en su totalidad a través de la fosforilación oxidativa
(vía aeróbica).
Formación de enlaces cruzados
En reposo, la actividad ATP-asa de la miosina es mínima
y la actina está recubierta por el complejo TnI-tropomiosina, lo que impide que los puntos activos de la actina
puedan formar enlaces cruzados con la cabeza de la miosina
(Fig. 32.8). Durante la sístole la [Ca2+]i aumenta hasta
1 mol/L, y este catión se une a la TnC produciendo en
ella un cambio conformacional que disocia el complejo
TnI-tropomiosina de la actina y deja libres las zonas activas
de la actina. Ello permite la formación de enlaces cruzados
entre la actina y la miosina y produce el
deslizamiento progresivo de los filamentos de actina entre
los de miosina, de tal forma que el intervalo entre las líneas
Z se acorta. Además, la unión del Ca2+ a la TnC activa
nuevos filamentos de actina capaces de unirse a la miosina
y aumenta el número de enlaces cruzados activados y la
respuesta contráctil generada. Por tanto, la interacción del
Ca2+ con la TnT es el principal determinante del acoplamiento
excitación-contracción del músculo cardíaco.
La formación de enlaces cruzados entre la actina y la
miosina se realiza en cinco pasos que se resumen en la
Figura 32.7. En el primer paso (panel A) podemos ver
como durante la sístole cardíaca el Ca2+ interactúa con la
TnT y la hendidura de las cabezas pesadas de la miosina
está completamente cerrada y unida fuertemente a la actina.
En estas condiciones, la cavidad metabólicamente activa,
que posee actividad ATPasa, está abierta. En una
segunda fase (panel B), el complejo Mg2+-ATP entra en
esta cavidad y se forma un complejo miosina-ATP, que
facilita la apertura de la hendidura de las cabezas pesadas
de la miosina y que la actina y la miosina se disocien; en
este momento, el complejo miosina-TnI ocupa los puntos
activos de la actina y se produce la relajación cardíaca. Es
decir, el ATP facilita la disociación del complejo formado
entre la actina y la miosina e induce la relajación cardíaca.
En la tercera fase (panel C) se cierra la cavidad activa del
ATP y la cabeza de miosina gira unos 45° adoptando la
postura de “reposo”. Es entonces cuando la actividad ATPasa
de la cabeza de la miosina produce la hidrólisis del
ATP, formándose una molécula de ADP, que sigue unida a
la cabeza de la miosina, y una molécula de Pi que se libera.
En la cuarta fase (panel D), el complejo miosina-ADP
interactúa con la actina en presencia de iones Mg2+ formándose
el enlace cruzado entre ambos filamentos; previamente,
el aumento de la [Ca2+]i a nivel de las proteínas
contráctiles ha producido el cambio conformacional en la
TnC y la disociación del complejo TnI-tropomiosina de
los puntos activos de la actina, lo que permite la formación
de enlaces cruzados entre la actina y la miosina. Finalmente,
tiene lugar el “golpe de remo”, durante el cual la
cabeza de miosina gira 45° y se produce el acortamiento
del sarcómero en unos 10 nm (panel E). En este momento,
la cavidad metabólicamente activa de la cabeza de miosina
se reabre y el ADP es expulsado del mismo, por lo que
una nueva molécula de ATP puede ocuparlo reiniciándose
el proceso.
En resumen, la formación de un enlace cruzado miosina-actina
implica la hidrólisis de una molécula de ATP,
de tal forma que cuantas más uniones cruzadas se formen
entre ambas proteínas tanto mayor será el consumo de ATP
y la fuerza contráctil generada. Además, el ATP facilita la disociación del complejo actina-miosina y la formación de
enlaces cruzados.
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